La
tragedia es usualmente un evento personal, familiar,
A
veces infantil, pocas veces sexual y muchas sensual
Tragedias
que nos llevan mas allá de los limites de la tolerancia
Espiritual
del hombre y aun de la mujer; mas allá de lo divino;
En
donde todos gritan histéricos y nadie escucha; todos lloran
Y
tampoco ven. Entre tantas voces Dios pregunta por que no ven
Murió
uno de mis hijos crucificado por ustedes los hombres y luego
Lo
hicieron Dios. No estoy contento menos conforme,
Pero
pago las apuestas perdidas del pasado; Adán y Eva,
Caín
y Abel. Sara y Abrahán los pecados perdonados de David,
Los
milagros incomprendidos de Magdalena y el sacrificio de
La
niña María. Todo como un sueno irreal de vivencias que golpean
Mi
corazón divino, de niño sin madre y, siempre por lo mismo solo.
La
palabra Dios, hijo y Espíritu Santo todos tartamudos
Sin
un proyecto que nos haga humanos, oramos.
Adoramos,
a veces amamos y nadie nos escucha corazón;
Porque
nadie siente ni presiente y esa es una tragedia,
Porque
siendo oídos somos sordos, pero ¡Ser sordos
No
es tragedia! la tragedia puede ser entonces que el espíritu
No
comprende lo que sienten sus hermanos ni Dios,
Porque
todos queriendo querer mas al Divino Ser, son ignorantes,
Malditos
irresponsables que matan porque no escuchan el mensaje.
Demonios
lastimados, tocados místicamente por lo mágico.
Y
Dios se retuerce en sus errores porque sabe bien
Que
la tragedia de los siglos son las disculpas las excusas
De
un ejercito de salvación que siempre condena,
Porque
siendo oídos somos sordos a sus designios
Porque
siendo divinos somos diablos, el humano
Es
pues la tragedia de los siglos, los milenios
Y
Dios el culpable.